Por una cuestión de coherencia (alguno dirá que por impaciencia), creo que es necesario que empiece por el final:
El fin
“Tanta metáfora
y tan poca vergüenza”
Astrud
Por mucho que me esfuerce
(tal vez, por eso no lo intento)
esto nunca será un buen poemario.
De todas formas, voy a ser sincero contigo.
Cuando uno enseña sus poemas
siempre pretende algo, siempre:
Aprobación, si estás seguro de que son buenos.
O críticas constructivas para poder rehacerlos,
si no las tienes todas contigo.
Aunque son dos las reacciones que realmente buscamos.
Una es conseguir que alguien se sienta reflejado
en los poemas y diga “eso era lo que yo sentía”.
Pero la más esperada
(y que, por desgracia, menos escuchas)
es que el destinatario real de los versos
responda correctamente a todas tus preguntas.
En mi caso sería algo así como
“déjate ya de poemitas
y ven aquí, coño”.