martes, 27 de mayo de 2008

Defectos de fábrica (poética #00)




«Los rapers somos serios, tío, no te quepa duda
lós únicos que no se ríen cuando el Boris se desnuda.»

Lo hacemos así, Tote King.

Nunca me rasco las postillas.
No me estallo los granos.
Pero soy incapaz de guardar
los poemas cuando tienen destinataria
(tampoco me gustan las caras
de circunstancia, pero eso es otro cantar...).

Me encantó disfrazarme
de antihéroe y que todos
se lo creyeran.
En su momento tuvo
su gracia.
Pero ya nadie me toma en serio.
Voy a tener que ponerme a escribir
en tercera persona.

jueves, 22 de mayo de 2008

Mañana, poesía y algo más


Sí amigos, mañana a eso de las 11 de la noche, uniremos fuerzas vuestros perfopoetas favoritos para realizar los shows que están partiendo la pana all over the world. Laura Rebollo con su 'Mujer tenía que ser y un servidor con el ya clásico 'Adolescencia dos', haremos las delicias de grandes y no tan grandes en el El mundo-otro bar (situado en los bajos de la plaza de toros de la Merced).

No falten, que se acaba la temporada y luego en verano no tendrá tema de conversación para hablar con sus amigos.



jueves, 15 de mayo de 2008

Juanra, Clara y Agu

Esta tarde, a las 20 h. en el salón de plenos de Diputación (en la Gran vía) tendremos la penúltima sesión del ciclo "Juan Ramón Jiménez de fondo". Contará con la presencia de la poeta Clara Janés (que tuve el placer de presentar en el último recital que dio en Huelva hace un par de años) y del joven poeta onubense Agustín Ramos. Como viene siendo habitual, se entregará entre el público asistente una plaquette del autor joven, en este caso se titula Cuadernos de cristal.

Ver a la Janés está bien, pero yo hoy recomiendo encarecidamente que vayan por el señor Ramos, que además de buen poeta es mi primer amigo (literalmente). Les dejo algún verso de esos Cuadernos de cristal:

14/03/2008

de espacios...

Siempre hay luces que vienen
a colgarse a las pestañas...
siempre podríamos ver mas allá o
intuir formas o nubes...
pensar en el ultimo instante
-justo antes de los sueños-
en tus ojos
y sin embargo, nunca, nunca soñarlos.
Podríamos apretar manos o cuerpo
entre las uñas
para que vuelvas esta noche,
para que te quedes
en el espacio difuso del amanecer...

domingo, 11 de mayo de 2008


«En cuanto a novios, Paulie Bleeker es lo más. Es el queso en mis macarrones.»


Juno (2007)

miércoles, 7 de mayo de 2008

La imprudencia

«I’m the enemy.»

The pretender, Foo fighters

La vida –mi vida, por supuesto- se construye a golpe de imprudencia. Esto es reconfortante: la imprudencia te convierte en dueño de tus actos. Las trascendentales disputas sobre el azar y el destino se vuelven inútiles siendo un consciente imprudente.

La imprudencia te libera de sentirte amenazado, te libera de buscar culpables a tu alrededor. El imprudente sabe que él mismo es el enemigo. Esto tiene sus ventajas, pero –claro está- también sus inconvenientes. Es obvio que tener el enemigo en casa facilita en gran medida las cosas: sabes de qué pie cojea pero él también lo sabe (de qué pie cojeas tú y él). Así que el imprudente se pasa la mayor parte del tiempo tirando y aflojando de los dos extremos de la cuerda.

El imprudente nunca deja de pensar. En lo que ha hecho, en lo que no ha podido hacer, en lo que está o no haciendo ese mismo momento. Planear es su vicio más secreto. Por eso es difícil que su concentración dure demasiado. Dando clase a sus alumnos, estudiando una materia de su agrado, borracho y feliz con su gente, follando con la mujer perfecta. La concentración se esfuma.

Como digo, el imprudente siempre tiene el enemigo soplándole en la oreja, por tanto, siempre finge, siempre actúa. Esto no quiere decir que mienta: cuando sonríe, sonríe de verdad pero el semblante serio –huidizo, distraído- que muestra justo después de sonreír no es menos cierto.

Porque saberte dueño de tus actos reconforta. La imprudencia, el enemigo, las verdades (las de mentira y las de verdad) reconfortan. Pero, eso sí, todavía no han sido capaces de quitarme este frío que deja la soledad.

sábado, 3 de mayo de 2008

Ayer hizo un mes del concierto de los Sunday drivers. Para celebrarlo, os dejo este poema (léase con "Little hearts attacks"):

Las reglas del juego

Todo esto debería ser un juego,
un tácito tira y afloja
para sonrojarte palabras
al oído. Y sí, en eso estamos.
Pero cada día se me hace más difícil
–ya te habrás dado cuenta-
seguir esta partida
(extraña, fascinante: cercana)
que nos ha caído en lo alto…
Tú sólo ponte en mi lugar:
imagina que llevas escalera
de color, y una hermosa
aunque sospechosa sonrisa
disuelve tu estudiada
cara de póker. Luego,
cuando descubre que las cartas
y el adversario
son la misma persona,
sólo existe una opción
(ganar o perder es ya casi lo mismo):
esperar,
con la sonrisa puesta, a que repartas
las cartas –o los besos- otra vez.