FERNANDO DE HERRERA
Yo siempre fui de Garcilaso. Pero no de las églogas: de los sonetos. El de Apolo y Dafne siempre me ha acompañado y se ha ido adaptando a mis circunstancias, desde los años de instituto hasta ayer mismo.
Iba a ponerlo aquí, pero se me ha cruzado otro soneto. Revisitando a Fernando de Herrera me topé con el primer soneto que abre su Algunas obras. Herrera es un hacha. Como diría mi amiga Gema (que, por cierto, hoy está de cumpleaños), fuá. Disfrútenlo.
Yo siempre fui de Garcilaso. Pero no de las églogas: de los sonetos. El de Apolo y Dafne siempre me ha acompañado y se ha ido adaptando a mis circunstancias, desde los años de instituto hasta ayer mismo.
Iba a ponerlo aquí, pero se me ha cruzado otro soneto. Revisitando a Fernando de Herrera me topé con el primer soneto que abre su Algunas obras. Herrera es un hacha. Como diría mi amiga Gema (que, por cierto, hoy está de cumpleaños), fuá. Disfrútenlo.
2 comentarios:
Comparto la admiración por Herrera. Don Fernando ha sido tradicionalmente relegado por motivos no literarios: que si es un simple imitador, que si sus amores no son reales (amores reales, fuá). Herrera nos dejó decenas de versos memorables. Ya quisieran (quiséramos) muchos, ya... Yo, personalmente, me quedo con el "Do vas, do vas, do vas, crüel, refrena", que termina con aquel impresionante "i en lágrimas ardientes convertido".
Grande, grande Herrera, forjador de versos memorables. Ahora pienso que, salvando tan solo las distancias temporales, tenía con Juan Ramón dos peculiares lazos, de esos que solo los poetas grandes tienen: ambos procuraron cuidar hasta el extremo su obra, puliendo y puliendo; y ambos modificaron el sistema gráfico de la época para que representara la sonoridad de sus versos. A tal osadía sólo se atreven los cíclopes.
Publicar un comentario