miércoles, 13 de agosto de 2008

ojos de pez insomne

No fueron sus ojos
lo último que vi.
Ni sus labios
lo último que probé.
Sólo podía mirar
su espalda blanca y su culo azul.

Mis ojos de pez insomne
siguen allí.
Mis piernas,
ya están en casa.



(Agosto de 1998)

2 comentarios:

Manuel G. Mairena dijo...

culo zaul, calva azul... dios montaña...

Danilo T. Brown dijo...

me gustan los culos azules, me recuerdan a Rubén Darío
y me gusta este poema tú