jueves, 4 de febrero de 2010

Poeta de biblioteca

Hace un par de años, por estas fechas, decidí hacer algunos cambios en mi vida: me dejé barba y abrí este blog. También por aquel entonces iba todas las mañanas a estudiar a El Carmen. Para concentrarme comenzaba leyendo algún relato de Quiñones o de Vilas. Lo que pasaba es que muchas veces, en lugar de concentrarme, lo que conseguía eran ganas de escribir. Me convertí en poeta de biblioteca. En un momento cuasimisógino de mi vida, me dediqué a escribirle a mujeres desconocidas que se sentaban por allí. Como muestra, os dejo este par de poemas (no se los tomen demasiado en serio...):


Las mujeres equivocadas


I. PJ Harvey

Ni un solo cruce de miradas.

Esta vez no quisiste regalarme
más discusiones sobre periodismo
(con lo cachondo que nos pone
a los filólogos).
Ni me dirigiste la boca
o la palabra.

Pensaba que eras diferente.
Tan delgadita, tan gritona...
Al final resultaste decepcionante. Tanto
que por poco no escribo este poema.


II. Botánica del caos

Me resultaste graciosísima,
tan sorprendente como predecible.
Tu seguridad, tus palabras.
Tu feminidad disfrazada
con una camisa de cuadros.
Esa plena conciencia
de saberte preciosa e irrevocablemente
sincera me encantó
(si algo no me gusta de ti,
te lo digo y punto
, gritabas).

De verdad, me encantó.
Tanto, que casi se me quitan
las ganas de follarte.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

El segundo me gusta especialmente. EL final es buenísimo... pero no sería para tanto, ¿verdad, Manolo?
(Si algún día te lo traducen al portugués, revisa la traducción...)
Un abrazo.

Manolo Arana dijo...

gracias, abilio. no sé si sería para tanto pero, sin hipérboles ¿qué sería de la poesía?

un abrazo, futuro compi de sim...

Anónimo dijo...

Me gustan los dos, sobre todo los finales; tienen mucha fuerza.

Angela dijo...

sí q estabas un poco enfadado con las mujeres...
por cierto, el finde pasado me vinieron muchas referencias hacia ti. fue un finde muy poético y ya me han dicho q pronto entrarás en acción cangrejera, no? avisame para no perdérmelo. besis