Hay en nuestra alma
huecos con nombre propio,
nichos llenos de huesos rotos
y sangre en los ojos.
Mirarlos lentamente
te lleva a sucumbir
en la tristeza
y caer, como Alicia,
por el agujero de la inconciencia.
Pero al llegar descubres
lugares con risa sin dientes
a la hora bruja,
y que aún pueden crecer
flores malvas
en el patio.
Que tu nombre dicho al revés
sabe a nardo
todas las veces,
y que eso que te cuelga de los pies
son corazones
con la boca abierta
alimentándose de tus pasos.
Es difícil reconocer
ese dolor en el pecho
tan distinto
que no es por estar vacío
sino demasiado lleno
pues no lloran los
solos, ni los tristes,
ni las hojas,
lloran los enamorados
o los que han perdido
algún abrazo.
OJOS TRISTES
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En la cola del súper, esperando a que me pasen la compra, no puedo evitar
odiar a la mujer que tengo delante, tomándose su tiempo para llenar
lentamente su...
Hace 1 día
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