Por una cuestión de coherencia (alguno dirá que por impaciencia), creo que es necesario que empiece por el final:
El fin
“Tanta metáfora
y tan poca vergüenza”
Astrud
Por mucho que me esfuerce
(tal vez, por eso no lo intento)
esto nunca será un buen poemario.
De todas formas, voy a ser sincero contigo.
Cuando uno enseña sus poemas
siempre pretende algo, siempre:
Aprobación, si estás seguro de que son buenos.
O críticas constructivas para poder rehacerlos,
si no las tienes todas contigo.
Aunque son dos las reacciones que realmente buscamos.
Una es conseguir que alguien se sienta reflejado
en los poemas y diga “eso era lo que yo sentía”.
Pero la más esperada
(y que, por desgracia, menos escuchas)
es que el destinatario real de los versos
responda correctamente a todas tus preguntas.
En mi caso sería algo así como
“déjate ya de poemitas
y ven aquí, coño”.
7 comentarios:
Hola, Manolo, soy Tomás. Sólo deseo que no dejes de escribir en la bitácora, simplemente para poder dialogar contigo, habanero; como eres un hombre sincero dejaré en mi bitácora un enlace para que puedan apreciar el verbo ronero de tus ingenios. Sé que eres piñerista y demasiado joven para un paradiso, un opio celeste de licarios; más bien eres un infante sencillo, de palma y compás. Saludos
http://tropicodelamancha.blogspot.com
En el mío (mi caso) seria algo así como...
La voz. El ser.
Lo oscuro en el volante trasero de un vehículo
Cansado de dar vueltas.
¿Dónde estarás metida?
¿En qué rincón te escondiste,
Marchita ya de andar lento,
De avivarte entre las carnes
Ajenas, todas, al hurto?
Un besote
Me gusta, especialmente los dos últimos versos. Qué importante (y difícil) saber cerrar bien un poema...
oh.
linkeado. chichimeco güeno.
ñam.
:)
jajajaja, buen final joder, buen final
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