Escucho, me atoro. Tiemblo.
La vida se me resbala
por este maldito sentirse
siempre fuera. Me atoro,
tiemblo: te escucho. Busco
y, por fin, encuentro ese agarre
necesario -que siempre estuvo
anclado a tu ombligo-
para no tener que disolverme del todo.
Así que ya no me importa
perder el norte, porque sé
que con sólo levantar la cabeza
y mirarte será -ahora sí-
más que suficiente.
LA BRAGA ROJA
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Urgencia en las calles.
La gente con prisa. Como si llegasen tarde al 2025.
¿Se puede llegar tarde a lo inevitable?
Al destino poco le importa, por no dec...
Hace 1 día
1 comentario:
La vida también se me resbala pero no me agarro a nada ni a nadie,
para nunca tener que soltarme.
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