Visión Sonora
Por eso sigo el balbuceo cada vez más cristalino de mi sobrina, el frenillo del locutor que escucho por las mañanas en el coche camino del trabajo, la cara de mi amigo Ale que me avisa del puente de la canción que estamos ensayando, y me quedo fascinado.
Una pena que a Chomsky no se le ocurrieran más universales. Yo qué se, algo escondido detrás del velo del paladar para que ocurriera el pequeño milagro. Tenerte de repente tan cerca que no hiciera falta ni sustantivos ni verbos, que fuéramos como los Hopi, que no tienen –ni necesitan- manera de expresar el transcurrir del tiempo. Que entre nosotros todo fuera –y no- presente.