Escuchar el sonido del taladro que perfora mi muela. Cerrar los ojos. Tragar saliva. Notar la presión de los pechos de la doctora en mi cabeza. Dar gracias a Dios, a la genética y los azúcares por el empaste que ahora no puedo parar de tocarme con la lengua.
AMORE PIPIPI
-
Enfrente mío, en el autobús, veo a un chaval, de estos con el flequillo
para delante, con plumas negro de North Face, uno de estos chicos que dicen
ser de ...
Hace 5 días
1 comentario:
un empaste... y a la calle
Publicar un comentario